jueves, 9 de abril de 2009

Una Mirada a Play Boy

Muchas veces me deleito con Play Boy, quiero compartir contigo la última producción-
Se trata de la entrevista que le hicieron a José Pablo Feinmann...

Mantener su independencia intelectual y escribir lo que piensa cuando se le ocurre. Esas, dice el filósofo y escritor José Pablo Feinmann (1943), son sus necesidades más acuciantes. Y lo hace a pesar de que lo interesante de su figura es que, habiendo apoyado a Néstor Kirchner desde 2003 por considerarlo una vuelta al "peronismo incómodo" -es decir de izquierda-, en 2006 comenzó a distanciarse de él por haberse acercado a un personaje como Luís Barrionuevo en Catamarca. A pesar de eso, y de que cree que "ya no hay política sin mafia y sin dinero", sigue defendiendo con ironía y buen pulso la gestión de Cristina Fernández, a la que considera más inteligente que su marido. Y no deja de arremeter contra la derecha de las carteras Louis Vuitton. Para Feinmann -también conductor del programa de canal Encuentro Filosofía, aquí y ahora, guionista de cine y pianista con estudios-, la oposición es un "menjunje" que no tendría la capacidad de gobernar si a la señora de K. se le ocurre renunciar. Por eso, pronostica que no le irá mal al elenco oficialista en las próximas elecciones legislativas. Más allá de mostrarle los dientes a unos cuantos, con casi 30 libros publicados entre ensayos y novelas, Feinmann es notablemente campechano y no parece alguien que se haya contagiado del ceño fruncido de los pensadores de sonoros apellidos alemanes que empezó a leer allá por los 19.
Su reino terrenal tiene sede en su antiguo departamento, donde se entroniza en una habitación con escritorio, literalmente desbordada de libros y CD de música clásica. Ahí, en su computadora moderna, pero sin acceso a Internet -"Tengo todo bloqueado salvo el e-mail dispara, seguro del efecto de la frase-, todas las semanas escribe una columna política y un suplemento sobre el peronismo en Página/12 iniciado en noviembre de 2007.
Ante su inusual incomunicación cibernética, la pregunta surge sola: ¿Y cómo hace para leer lo que escribe en los diarios y sobre usted en la Web? "Me lo dice mi hija Virginia, que es periodista y traductora, porque yo no voy a leer un blog, me protejo. Te putean aunque no sepan un carajo de vos, es un basural. Y no saben escribir, además". Nota del cronista: es cierto que pronuncia "bloc" y no "b!og", tal como lo acusaron algunos bloggers, aunque a fin de cuentas eso qué importa. Confeso fan del periódico satírico Barcelona, Feinmann recibe a PLAYBOY con mucha amabilidad, aunque una reciente operación de cálculos renales lo tiene dolorido y moviéndose con cierta dificultad. En su sillón tipo ejecutivo, mientras habla trata de encontrar revistas de su época en la Juventud Peronista. Lo consigue después de revolver bastante, así que no puede evitar un: "¡Toda mi casa es un despelote. No encuentro nada!". Aquí, un resumen de una charla de dos horas que comienza con una ironía del entrevistador:

PLAYBOY: No lo vi en la marcha contra la inseguridad del 18 de marzo...

FEINMANN: (Primero mira desconfiado, después se ríe). Me parece abominable todo eso. La inseguridad fue el 24 de marzo de 1976. En una columna que escribí en Página, dije: "Voy a apelar a la narrativa para hacer algo distinto". Yo soy fanático de las películas de terror, así que escribí algo que recordé de un episodio de Cuentos de la Cripta, que era sobre un verdugo era sobre un verdugo al que un día lo despiden porque suspenden la pena de muerte. Después, se convierte en un asesino serial de delincuentes, hasta que lo arrestan y piensa que no va a tener ningún problema. Pero resulta que el nuevo gobernador puso de nuevo la pena de muerte, y termina con un verdugo igual a él que le dice: "¡Te voy a freír como un huevo frito!" (Además de bajar la palanca de la silla eléctrica, y más risa, feroz). Todos los medios están en manos de la derecha, y esta es la derecha lumpen, la derecha guaranga. Aunque suena un poco tirado de los pelos, esto es político, esto está bancado por toda la clase opositora a este gobierno.

PLAYBOY: Entonces, ¿cree que es por eso que en todos los noticieros la inseguridad está tan presente?

FEINMANN: Es la derecha, la derecha siempre apela a la inseguridad. ¿Por qué nunca se manifiestan por el hambre, por el desamparo, por la distribución del ingreso, por la educación, por causas más nobles? No. Ellos desfilan por la inseguridad, porque es una causa muy usada contra este gobierno, por la cual la derecha sueña con ganar más policías en la calle, con reprimir más e implantar la pena de muerte, y en última instancia -creo-, con justificar un fortalecimiento de las fuerzas armadas, en las que ellos siguen confiando. Entonces, van a pedir más presupuesto militar, porque si falla la policía -y ellos son capaces de hacerla fallar-, hay que llamar al Ejército. Yo no sé sí los militares harían ese triste papel de nuevo. No sé, quizás es una esperanza loca, pero...

PLAYBOY: Ya que hablamos de actualidad pura, ¿cómo ve el adelantamiento de las elecciones legislativas de octubre a junio?

FEINMANN: Yo no estoy mucho en los ternas de coyuntura, pero veo que todo está muy dividido en este lema. La llamada "oposición"-que, si lo pensamos un poco, es una generalización tan difusa y evanescente como "el campo"- tampoco estuvo unida en su reacción. No sé. Sólo podría conjeturar que el Gobierno tiene muy armada y definida su estrategia y sus cuadros políticos.

DE PERÓN A CRISTINA

PLAYBOY: ¿Cómo fue para usted vivir la política a principios de los setenta, en un clima de tanta efervescencia?

FEINMANN: Fueron hermosos años. Éramos muy jóvenes, lanzados hacia el futuro, pensando que el mundo marchaba al socialismo. Yo no luchaba, pero estaba en la Juventud Universitaria Peronista. Tenía 30 años, ya era profesor en Filosofía, y ser profesor y JP era muy seductor con las chicas. Además, sacábamos la revista Envido, con Horacio González, Jorge Luís Bernetti, Rubén Dri, y daba clases en las unidades básicas. Y la repartía a Envido por la calle Callao, ¡porque éramos militantes! Yo no me exilié porque tenía cáncer y los médicos me dijeron que afuera no me iba a poder curar -¿buen momento para tener cáncer, no?- y me quedé aquí muy aterrorizado, porque o me mataban por fuera o me moría por dentro. En el 76, yo pensaba que no debe haber generación en la Argentina que haya pagado tanto por sus pecados juveniles.

PLAYBOY: Un tema central en su trabajo es el peronismo, ¿no le parece que en la Argentina a veces se abona demasiado los mitos de los distintos "peronismos", sean de izquierda o de derecha?

FEINMANN; Y, desde 1943 hasta la actualidad -salvo los años de Videla, que están fuera de la historia, diríamos-, el peronismo es la Argentina. Y lo de los distintos peronismos es lógico, porque Perón decía: "El nuestro es un movimiento, tiene que haber de todo". Y después los reunía y les decía: "¡Muchachos, basta de macanas! Únanse así todo marcha bien". Perón volvió en el '73 a la Argentina creyendo que haría eso. Después del horror del proceso, el peronismo hace un papel triste, que no es mas que el de joderlo a Alfonsín de la mano de Ubaldini. ¿Y dónde estuvo Ubaldini durante los años de Menem? La respuesta es que Menem los compró a todos y se los entregó a la oligarquía.

PLAYBOY: ¿Y en qué estado le parece que está hoy el peronismo, en un contexto de lo que llaman "muerte de las ideologías"?

FEINMANN: Este es un presente desdibujado hace rato, desde que se cae el Muro de Berlín. Y no es una época gris, sino una etapa que se vuelve terriblemente agresiva por parte del capitalismo. El peronismo pudo haber sido considerado uno de los movimientos de liberación del Tercer Mundo, pero ya no tiene un papel en la historia universal. Igual, algo está haciendo: Cristina, con su amistades con Chávez y Evo, y porque se planta fuerte frente a los Estados Unidos. De algún modo Cristina recupera las ansias incómodas del peronismo, que faltaron durante los ochenta, cuando la Renovación Peronista fue muy tenue. Pero hay una verdad, aunque yo no quiero hacer esa política -no soy así-: ya no hay política sin mafia y sin dinero.

PLAYBOY: Usted dice que los medios son la derecha, pero aunque ahora la Presidenta busque reformar la ley de radiodifusión, Kirchner ya le prorrogó la licencia a los canales privados de televisión.

FEINMANN: Estoy de acuerdo con que Clarín tiene el oligopolio armado hace mucho. Pero a Cristina no tiene por qué importarle un pito lo que Kirchner haya prorrogado. Quizá debamos recordar otra vez que ella no es K., sino la actual presidenta de la República. Cristina es Cristina. El proyecto de radiodifusión sale bajo su presidencia. Acaso tenga que emitir algún decreto especial que posea la suficiente fuerza como para derogar el macanazo que K. se mandó con esas prórrogas. Hay algo notable con este gobierno, pensemos esto: a Menem, en los últimos tiempos, se juntaban todos -pero todos, cualquier cosa para tirarlo, aunque del otro lado no había algo coherente de reemplazo; había una cosa de la que surgió De la Rúa. Y con Cristina también, aunque no veo las mismas razones. Salvo, que lo ven como un gobierno de izquierda: las retenciones, la distribución del ingreso, estatiza las AFJP y ahora -¡horror!- se mete con la ley de radiodifusión. Entonces dicen: "A esta gente hay que tirarla. Además, son todos montoneros"; y no es Io mismo izquierda peronista que montoneros. Están todos unidos en medio de un menjunje terrible, porque está la Pando (N. de Ia R.: Marín Cecilia, esposa del mayor retirado Pedro Mercado y presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de la Argentina), está Castells, el PO, están los señores de la tierra, ahora la farándula... Digamos que tiran a este gobierno. Muy bien: ¿Y quién va a gobernar? ¿Quién va a gobernar este país? Yo sí sé: este país lo va a gobernar la otra cara del justicialismo, más derecha: Duhalde, manejando los piolines de Réutemann, el silencioso, que es Mister Gardiner, con su cara de nada.

INTERESES. TORTURAS Y RACING

PLAYBOY: ¿A Clarín lo ve también en manos de la derecha?
FEINMANN: Es un grupo empresario, no tiene una ideología definida como La Nación; vaya a saber la gente que tiene plata invertida en Clarín. A mí me da cosa, como dicen ahora, estos periodistas que escriben a la vuelta de la tapa de Clarín y les dicen: "Hoy va esto" y escriben eso hasta que les dicen: "No: ahora, arreglamos", y escriben a favor. Pareciera que ellos escriben de acuerdo con cómo van los negocios de Clarín. Hay tipos que son caballeros ahí, que no se enojen, pero no creo que trabajen libres ahí. Los medios ya no tienen pasiones, sólo tienen intereses. Y ya no hay primer ni tercer mundo, sólo hay negocios.

PLAYBOY: ¿Y cuál le parece que podría ser una alternativa?

FEINMANN: Es que no hay liberación, ¿de qué te vas a liberar? Si a Chávez, por ejemplo, mañana se le ocurre hacer algo realmente incómodo para Estados Unidos con el petróleo, lo invaden. Sin vueltas. Y si Cristina mañana saca un ejército e interviene Clarín, La Nación y expropia tierras, van a decir que Bín Laden está en Berazategui y lo van a venir a buscar y a darle una patada en el culo a Cristina.
PLAYBOY: ¿Ni siquiera hay forma de moverse en los bordes de ese imperio?

FEINMANN: Poco a poco, poco a poco. Aunque hay ecologistas, gente sensata, que dicen que el mundo no dura más de 60 años porque estos bestias están destruyendo el planeta. En Medio Oriente puede pasar algo en cualquier momento. La India, Pakistán, ¿Te imaginas lo que sería que ahí explote una bomba nuclear? A mí me gusta la serie 24, porque es bien de derecha. Ahí el protagonista, Jack Bauer, le dice a un tipo: "SÍ te torturo, salvo a 200.000 personas de una bomba nuclear". Para que Obama haya salido a decir: "Estados Unidos no torturará jamás", es porque torturaban mucho. Y le va a ser imposible, porque no va a poder controlar a todos.

PLAYBOY: Yendo a otro tema tan argentino o más que el peronismo, el fútbol, ¿qué le gusta ver?

FEINMANN: La pasión del fútbol decreció con los años. Siempre veo a la
Selección. Fui hincha de Rácing del '65 hasta el '70. Despertó mucho mi interés el llamado "equipo de José" (N. de la R.: Pizzuli, técnico que sacó a Rácing campeón del mundo en 1967). Además, yo jugaba de arquero durante esos años y mi ídolo era Agustín Mario Cejas. A quien se recuerda menos que a Fillol o a Gatti porque jugó cinco años en el Santos de Pelé. Nada menos. Era un gran arquero y aprendí mucho sobre ese puesto viéndolo jugar. Después seguí a otros arqueros. Sobre todo a Fillol y a algunos europeos. El arquero alemán de 2002 (N, de la R.; Oliver Khan) era formidable, pero no retuvo la pelota que le dio el triunfo a Brasil. Un gran arquero no puede dar un rebote en una final del mundo. Y en el Mundial de 2006, el arquero italiano (N. de laR.: Gianluigi Buffon) le sacó un cabezazo a Zidane que le dio la Copa a Italia: lo deprimió al francés y lo llevó al error de agredir a un rival y hacerse expulsar. El arquero se viste diferente, está solo, festeja solo los goles, en el penal todo depende de él y un error suyo es un gol del equipo enemigo.
Puede ser un héroe o el culpable de todo en un mismo partido. Es un personaje terriblemente individualista. Y fascinante. Alguna vez acaso escriba algo sobre el tema.

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